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sábado, 19 de febrero de 2011

LA HIPERTENSIÓN

¿Sabía usted que la presión arterial puede afectar a las arterias de las piernas causando dolor al caminar?...

¿Sabía usted que la presión arterial puede dañar las arterias de la retina provocando alteraciones en la visión?...

¿Sabía usted que la presión arterial puede causar impotencia en los hombres?...

Tal vez hasta ahora, usted sólo había relacionado la presión arterial con el corazón, por ello, se sorprende al saber que la presión arterial puede afectar a otros órganos incluyendo el cerebro y los riñones.

Pero antes de continuar describiendo problemas de salud causados por la presión arterial definamos que es la presión arterial.

El corazón ejerce presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo humano. Esta acción es la que se conoce como presión arterial.

La presión máxima se obtiene en cada contracción del corazón y la mínima, con cada relajación.

La hipertensión que es el tema que nos preocupa, es la elevación de los niveles de la presión arterial de forma continua o sostenida suponiendo una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Esto se conoce como hipertrofia ventricular izquierda .

Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho.

Además, el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias. En aquellos pacientes que ya han tenido un problema cardiovascular, la hipertensión puede intensificar el daño. La hipertensión propicia la arterioesclerosis, o sea, la acumulación de colesterol en las arterias, así como trombosis que pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral. En el peor de los casos, la hipertensión arterial puede reblandecer las paredes de la aorta y provocar su dilatación, lo que se conoce como aneurisma, o su rotura lo que le causará la muerte al paciente inevitablemente.

Y decíamos que la presión arterial puede afectar al cerebro porque cuando las arterias se vuelven rígidas y estrechas, el riego sanguíneo resulta insuficiente y provoca la aparición de infartos cerebrales, ictus o accidente vascular cerebral isquémico.

La elevación de la presión arterial también puede causar la rotura de una arteria y ocasionar una hemorragia cerebral, ictus o accidente vascular cerebral hemorrágico.

En el caso de los riñones, la hipertensión causa rigidez en las arterias que les suministran la sangre perjudicándolos, lo que puede desembocar en una insuficiencia renal que incluso puede requerir diálisis. Por otro lado, si el riñón resulta dañado se puede producir un aumento de la presión arterial.

Para el diagnóstico es muy importante tener presente estas recomendaciones:

La hipertensión arterial no produce síntomas y puede pasar inadvertida.

Es más frecuente a partir de los 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.

Hay predisposición familiar, aunque se da también en personas sin antecedentes.

La presión arterial se mide mediante unos aparatos llamados esfingomanómetros, popularmente conocidos como tensiómetros, que deben someterse a las validaciones y homologaciones reglamentarias. Para que la medida obtenida sea correcta debes seguir una serie de indicaciones:

Como la presión arterial cambia a lo largo del día y de la noche, lo ideal es hacer la medición siempre a la misma hora.

Busque una habitación tranquila, sin ruidos ni interrupciones, con una temperatura de 20-25º C.

Debe estar relajado. No beba, no coma, no fume ni haga algún tipo de ejercicio físico una media hora antes.

Repose 5 minutos antes de la toma.

Siéntese cómodamente con la espalda apoyada en el respaldo de la silla, no cruce las piernas y retírese la prenda de vestir que pueda oprimirle el brazo.

Si el tensiómetro es de brazo, coloque el manguito dos o tres centímetros por encima del codo, deje la palma de la mano boca arriba y el codo lígeramente flexionado a la altura del corazón.

Si el tensiómetro es de muñeca, ponga la muñequera a la altura del corazón.

No hable durante la medición.

Realice dos mediciones separadas al menos dos minutos y quédese con el resultado de la media de ambas.

Apunte los valores obtenidos e informe a su médico.

Tenga en cuenta que los niveles de presión arterial sistólica normal, máxima, deben estar entre 120-129 mmHg, y las de presión arterial diastólica normal, mínima, entre 80 y 84 mmHg. Cifras más bajas también pueden considerarse normales, siempre que no provoquen ningún síntoma.

En la presión arterial normal, alta, las cifras de presión arterial sistólica, máxima, están entre 130-139 mmHg, y las de presión arterial diastólica, mínima, entre 80-89 mmHg.

En personas diabéticas, con hipertrofia ventricular o daño renal, los niveles superiores a 130/80 mmHg también se consideran altos.

En todo caso, estas tres posibilidades resultan negativas:

Tener elevada la presión máxima (sistólica) o la mínima (diastólica).

Tener elevadas tanto la mínima como la máxima.

Tener una alta y la otra baja también es malo.

En cuanto al tratamiento de la hipertensión, lo mejor es la prevención que evite su aparición. Por ello, es fundamental analizar su estilo de vida.

Nuestra recomendación es la siguiente:

En primer lugar, dejar de fumar, si es que lo hace. El tabaco aumenta la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Las personas hipertensas y fumadoras multiplican el efecto perjudicial del tabaco. Dejar de fumar tendrá efectos positivos superiores a cualquier medicación para la hipertensión. Por aquí se empieza.

Tenga sumo cuidado con ingerir alcohol. Un vaso de vino al día en las comidas puede ser beneficioso, pero si se excede provocará el incremento de la presión arterial u otras alteraciones que resultarán perjudiciales para su corazón y otros órganos.

Controle su peso. El sobrepeso es una causa de hipertensión. Bajar de peso reducirá su presión arterial y disminuirá el riesgo cardiovascular y de la diabetes.

Haga ejercicio. Con el ejercicio físico regular conseguirá bajar las cifras de presión arterial. Además, aumentará su masa muscular y su capacidad de esfuerzo, disminuyendo el riesgo cardiovascular.
Disminuya el consumo de sal y alimentos que la contengan. Consuma frutas frescas, verduras, legumbres, frutos secos, pan y otroscereales. Puede usar aceite de oliva como grasa principal y reducir al máximo la ingesta de aves, pescado y carnes rojas. Recuerde que el hombre es frugívoro por naturaleza y no carnívoro.

Si necesita tratamiento farmacológico, es necesario que tenga en cuenta estos consejos:

No debe dejar de tomar la medicación prescrita por su médico así note que su presión arterial se haya normalizado.

Cumplia estrictamente el tratamiento e intente mantener siempre el horario de ingesta de las pastillas.

Consulte al doctor si el tratamiento no obtiene resultados, ya que a veces es necesario asociar varios fármacos para controlar la presión arterial.

Revise su dieta por si algún alimento como por ejemplo, la sal, está impidiendo el efecto antihipertensivo de la medicación.

El tratamiento debe compatibilizarse siempre con el estilo de vida cardiosaludable.

Vigile el resto de los factores de riesgo, ya que si no, sus buenas cifras de presión arterial no servirán de mucho.

Ahora veamos la hipertensión en niños. En los últimos años se ha producido un incremento de la obesidad infantil y un aumento alarmante del numero de niños hipertensos. De allí que se extreme el cuidado de los hijos para evitar su aparición. Dieta equilibrada, ejercicio y contro de la presión arterial son vitales.

Para realizar una medición correcta de la presión arterial en la edad pediátrica, es necesario utilizar manguitos de un tamaño adecuado al brazo del niño. Por ese motivo existen modelos apropiados para medirla a cualquier edad.

También veamos la hipertension en mujeres. Las mujeres habitualmente presentan valores de presión arterial sistólica inferiores a los de los hombres. Sin embargo, la presión arterial sistólica aumenta con la edad de una forma mas pronunciada en la mujer: por encima de 60 años las mujeres presentan cifras de presión arterial superiores, incrementando la frecuencia de hipertensión es estas edades.

Además, los anticonceptivos orales producen una elevación leve de la presión arterial en la mayor parte de las mujeres y pueden ser causa de hipertensión en una proporción pequeña. Lo mismo sucede con el tratamiento hormonal sustitutivo.

Asímismo, veamos los trastornos hipertensivos del embarazo que continúan siendo una causa importante de problemas durante la gestación y que ocasionan enfermedades en el feto y durante el periodo neonatal. Normalmente, la presión arterial disminuye en el segundo trimestre, y en el tercer trimestre, las cifras suelen volver a los valores previos al embarazo. Estas modificaciones pueden aumentar en algunos caso y ser causas de complicaciones, por lo que resulta de extraordinaria importancia el control de las cifras de presión arterial durante esta etapa.

Por último, veamos la hipertension en ancianos. Como la presión arterial sistólica se eleva con la edad, se ha considerado durante mucho tiempo que es normal que en edades avanzadas se tenga la presión elevada. Actualmente se conoce que las cifras de presión arterial deben de mantenerse dentro de rangos normales a todas las edades para disminuir el riesgo de complicaciones cardiovasculares.

Para ayudar a bajar la hipertensión podemos recurrir a la RELAJACIÓN y la AROMATERAPIA con el uso de la MANZANILLA, la LAVANDA o el GERANIO, plantas cuyos aromas en esencia ayudan a disipar la tensión nerviosa equilibrando las emociones, disipando pensamientos negativos, promoviendo un estado de ánimo positivo y propiciando un buen descanso nocturno.

Si desea más información sobre este artículo escríbanos a: comunicacion1257@gmail.com

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