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sábado, 4 de febrero de 2012

COMO DESARROLLAR UN BUEN CARÁCTER Y UNA PERSONALIDAD SANA

La presente GUÍA ayudará a los padres de familia y a la población en general, a conocer cuales son las bases de una personalidad sana, firme y equilibrada; así como, la manera como los niños pueden adquirir un carácter fuerte, firme y agradable. Y ya que los estudios revelan que la mayoría de problemas de carácter y de personalidad se adquieren en la infancia, e incluso, desde antes de nacer, empezaremos por ahí, nuestro análisis.

LA VIDA SECRETA DEL NIÑO ANTES DE NACER
Este es el título del libro escrito por los doctores Thomas Verny y John Kelly, quienes plantearon la idea de que los pensamientos y sentimientos de los padres, y más específicamente, de la madre, tienen un efecto potencialmente benéfico en sus hijos antes de que nazcan. Mientras que el padre le proporcione a la madre un constante apoyo emocional, ésta va a transmitirle, durante los nueve meses que van de la concepción al nacimiento, elementos que formarían su personalidad al futuro ser.

El obstetra francés Frederick Le Boyer, autor del libro “El nacimiento sin violencia”, menciona que el niño es consciente de como nace y proporcionarle al recién nacido un entorno adecuado, cálido, tranquilizador y humano, disminuirá la posibilidad de que desarrolle una personalidad neurótica. Por lo tanto, el origen de la conciencia humana, el modelado de su mente y la forma en que nos convertimos en quienes somos, se debe a que el niño, aún no nacido, es ya un ser consciente, que siente y recuerda lo que le ocurre. Aunque se desconoce el momento exacto en que sus células cerebrales adquieren esta capacidad, el óvulo fertilizado posee suficiente conciencia de sí mismo para sentir la ternura, la delicadeza, el trato cariñoso, o el rechazo de sus padres. Aunque su conciencia no sea tan profunda o compleja que le permita comprender, es sensible a los matices emocionales de su progenitores, lo que le permite reaccionar en consecuencia.

Los psicólogos conductistas denominaron respuesta condicionada a las reacciones observadas durante sus investigaciones donde expusieron primero a animales, y luego a niños, a ruidos fuertes, vibraciones, etc., con la finalidad de moldearles la conducta pero que más adelante fueron prohibidos (véanse los casos de Pavlov; Watson y el pequeño Albert).

En la actualidad sabemos que las características y rasgos de la personalidad comienzan a formarse en el útero, y que nuestros gustos, miedos, fobias o aversiones, se debe al mecanismo de aprendizaje condicionado. En un estudio realizado por el Dr. Michael Lieberman, se demostró que el niño intrauterino se agita cada vez que la madre piensa encender un cigarrillo. El feto no sabe que su madre está fumando pero experimenta la desagradable sensación que le provoca la disminución del oxígeno de la sangre materna que pasa a través de la placenta, debido al tabaco. La otra consecuencia, de orden psicológico, es la ansiedad, la incertidumbre y el miedo de saber que ello volverá a ocurrir.

Por otro lado, Henry Truby, profesor de pediatría, lingüística y antropología de la Universidad de Miami, señaló que un feto de cuatro o cinco meses responde claramente a los sonidos o a la melodía que escucha, se adapta al ritmo corporal y al habla de su progenitora. Gracias a esto, una madre puede influir positivamente en la vida de su hijo antes de que nazca simplemente hablándole. Éste responderá a lo que oye. El hablar suave y dulce de su madre lo hará sentirse amado y deseado, (no es que entienda lo que se le dice, sino que percibirá el tono emocional de la voz materna).

El feto dentro del útero de la madre está sujeto a impresiones psicológicas de sentimientos y pensamientos generados por la madre, incluyendo lo que ella ve y escucha. Por lo tanto, es muy importante que la mujer embarazada esté en un ambiente saludable. Debe escuchar música saludable y relajante. Se recomienda música suave, instrumental o clásica(*), para que tanto la madre como su hijo se sientan más tranquilos.

Los pensamientos y sentimientos positivos también deben ser cultivados. Deben evitarse películas que estén conectadas con la crueldad o la violencia. Es importante leer libros de la vida de grandes personajes de la historia, además de libros de matemáticas, ciencia, economía u otros temas que faciliten el desarrollo psicológico y mental del bebé.

(*) Recomendamos: “Sonata Luz de Luna” de Ludwing Van Beethoven; “La sinfonía de los juguetes” de Wolfang Amadeus Mozart; “La mañana de Peer Gynt” de Edward Grieg; “El Cascanueces” de Tchaikovski; “Air” de Johan Sebastian Bach; “Gymnopedie” de Erik Satie; “Reverie” de Claude Debussy; Nocturno de Federico Chopin; “Canon” de Johan Pachelbel, etc.

EL CASO DE BORIS BROTT
Una noche, en una radio emisora, entrevistaron a Boris Brott, director de la Hamilton Philarmonic Symphony de Ontario. Al preguntársele como se interesó por la música, Boris contestó ... “la música ha formado parte de mí desde antes de mi nacimiento, ... dirigía una obra por primera vez y noté que conocía el curso de la pieza incluso antes de volver la página de la partitura. Esto me llamó la atención, y se lo comenté a mi señora madre quien es violoncelista profesional. Se sorprendió al saber que era una de las obras musicales que ella había practicado y ejecutado mientras esperaba mi nacimiento” ... Este es sólo un ejemplo de lo que hoy conocemos como aprendizaje prenatal.

Otro ejemplo que refiere el doctor Henry Truby es la de una madre norteamericana que había vivido su embarazo en Toronto, y quien una tarde encontró a su hija sentada en el suelo repitiendo en voz alta: “inspira,... espira,... inspira,...espira,... un ejercicio del Método Lamaze de preparación para el parto, y puesto que ese era el método que ella había seguido, sólo existía una explicación: su hija había oído y memorizado las palabras mientras se encontraba aún en el útero.

Estos casos, como tantos otros, tratados con una seria consideración científica, han permitido desarrollar una nueva y estimulante disciplina llamada Psicología Prenatal, la cual ofrece en su práctica, un modo de evitar que se produzcan mayores dramas en los hogares de futuras familias, así como de reducir las posibilidades de desarrollar trastornos mentales y emocionales.

Un niño y un adulto tienen el tiempo suficiente para el desarrollo de sus mecanismos defensivos y de respuesta, no así, el niño intrauterino. Lo que le afecta lo hace de manera directa. Las emociones maternas se graban profundamente en su psique y se van fortaleciendo según su crecimiento. Se ha observado, a lo largo de los años, a muchos pacientes cuyas enfermedades solo pueden explicarse en términos de lo que le sucedió estando en el vientre materno, durante y después de su nacimiento. Sólo la actividad fetal trae consigo ansiedad haciendo que más adelante los pequeños de dos y tres años sientan una inquietud casi desgarradora ante las situaciones sociales más corrientes. Se les reconoce por alejarse asustados de sus maestros, de sus compañeros de aula y de todo contacto humano. Sólo se tranquilizan al estar solos.

Por supuesto que aún no es posible prever con absoluta certeza el modo futuro de comportarse de un niño pero es más probable que, de no haber algún elemento reparador que contrarreste la ansiedad, éstos tenderán a perpetuar dicha conducta.

LA PERSONALIDAD DEL NIÑO INTRAUTERINO
Imagine como se sentiría usted luego de permanecer a solas en una habitación por seis u ocho meses sin el menor estímulo emocional o intelectual. Esta ausencia de comunicación daña profundamente al niño intrauterino puesto que sus necesidades emocionales e intelectuales, más primitivas que las nuestras, ya existen.

El padre Salimbene de Parma, cronista de Federico II, nos informa de un experimento llevado a cabo por orden personal del emperador, quien ordenó que se pusiera a un cierto número de recién nacidos bajo los cuidados de nodrizas, de modo que nada les faltara, pero cuidando mucho de no dirigirles nunca la palabra, ni hablar con otros en su presencia. Mediante este “vacío linguístico”, Federico esperaba comprobar si los niños comenzaban a hablar espontáneamente en griego, latín o hebreo. Lamentablemente, el experimento fue un esfuerzo inútil porque todos los niños murieron.

Los niños intrauterinos y los ya nacidos necesitan sentirse amados. Es necesario que se les hable y se piense en ellos, de lo contrario, su espíritu y su cuerpo empezarán a debilitarse. Los estudios sobre embarazadas esquizofrénicas y psicóticas proporcionan pruebas elocuentes de los efectos devastadores del abandono emocional en el útero. La enfermedad mental impide una comunicación efectiva con sus hijos. Al nacer, suelen tener más problemas físicos y emocionales que los bebes de mujeres mentalmente sanas.

Los investigadores coinciden en que la personalidad del niño intrauterino dependerá de la calidad de la comunicación que la madre tenga con su hijo. Si ésta es enriquecedora, el bebé será robusto, sano y feliz.

En un experimento realizado en la sección destinada a los recién nacidos de un hospital, se demostró que el tac-tac grabado de los latidos del corazón de una madre les daba tranquilidad y seguridad; llegaron a pesar más, dormir mejor, respirar mejor, llorar y enfermar menos a diferencia de quienes no estuvieron expuestos a la grabación.

En conclusión, los pensamientos, las emociones y experiencias de la madre pueden definir y modelar la vida emocional del niño, así como el sentimiento de seguridad y autoestima, así como los rasgos específicos de su carácter. Cuanto más se interese por el futuro de sus futuros hijos, más deberá prepararse para traerlos al mundo. Si abrigamos la esperanza de producir futuras generaciones de niños cada vez más sanos y emocionalmente seguros deberemos aplicar esta valiosa información.

SOBRE EL CARÁCTER
Sigmund Freud descubrió la dinámica o funcionamiento del inconsciente y puso de manifiesto la gran importancia de los instintos de agresión o de muerte, y los instintos de vida o sexuales. Sostuvo que la mayoría de complejos y trastornos psíquicos (trastornos del carácter y de la personalidad), se deben a conflictos y perturbaciones de la vida instintiva. Creó el concepto de represión, donde los impulsos sexuales que nacen del inconsciente no llegan a la conciencia debido a la censura del superyo, quedándose en el inconsciente donde permanecen en estado latente, esperando el momento de presentarse en la conciencia por medio de trastornos neuróticos.

El carácter es el modo de ser y de reaccionar de una persona. Hay caracteres semejantes, pero no iguales. Cada persona tiene el propio y es distinto al de los demás. Al nacer, el niño hereda facultades, aptitudes y un temperamento; pero el carácter se forma con la vida mediante la educación, por el contacto con su medio, el intercambio con otros seres humanos y la experiencia. En la adolescencia se termina de formar el carácter pero continuará modificándose hasta el fin de su existencia física.

Factores que intervienen en su formación
Son varios: constitución física, salud, educación, ambiente familiar, medio geográfico y social, influencia de maestros, compañeros de aula, lecturas, medios de comunicación, etc.

Nuestra forma de vivir depende de la forma como nos comportamos ante la sociedad, las virtudes y cualidades adquiridas: bondad, justicia, fuerza de voluntad, optimismo, comprensión, capacidad de decisión, persistencia, ideales, etc., pero, no basta poseer estas cualidades, también es necesario que el carácter sea firme.

El carácter puede deformarse debido a las malas influencias durante los periodos del desarrollo humano siendo el más importante, la infancia, que luego continua en la juventud para acabar deformado una vez adulto. Las deformaciones del carácter provienen de los desaciertos ocurridos durante la lactancia, ya que, como ya vimos, las primeras impresiones quedan fuertemente impresas en el niño. De ahí, pueden nacer complejos que perjudicarán el carácter.

Veamos las causas más frecuentes:

Una educación excesivamente blanda
Una educación demasiado rígida, severa
Los cambios de humor de los padres o familiares
Ausencia de los progenitores
Lo que observa y escucha el infante
Las enseñanzas escolares

El niño sometido a exceso de mimos y cariño, bastará con llorar para conseguir lo que desea, y usará instintivamente este procedimiento cada vez que quiera algo. Este niño desarrollará un carácter histérico. siempre y cuando se corrija al tener uso de razón. La explicación es la siguiente: cuando el niño es sobre protegido se le va a hacer la vida muy fácil, lo cual cambiará al crecer, surgiendo conflictos, trastornos nerviosos y reacciones histéricas que lo harán sufrir y vivir disgustos y fracasos. Al crecer, se hará, cada vez, más exigente y será incapaz de hacer frente a las dificultades y obstáculos por no haber aprendido a resolverlos por sus propios medios, buscará que los demás le resuelvan sus problemas tal como lo vivió en su infancia. El histérico, por lo general, ignora el defecto que padece.

El niño sometido a exigencias, reglas y prohibiciones injustificadas le crea complejos e inhibiciones, retrasa el desarrollo de su voluntad mostrándose tímido, débil de voluntad e impidiéndole el desarrollo de sus iniciativas. Al quedar inhibido es probable que busque una válvula de escape desviando sus energías hacia cosas prohibidas o haciendo cosas malas a escondidas. Algunos se vuelven impulsivos o hipócritas. Otros se rebelan y huyen del hogar incurriendo luego en conductas disparatadas, a modo de compensación.

Cuando los padres lo riñen sin motivo, lo castigan por las cosas que antes las veían como gracias, hará que el niño no sepa como conducirse, será indeciso, dudará de todo y se le crearán complejos que influirán en su comportamiento. Se volverá temeroso y desconfiado. Vivirá en constante inquietud y temor. Sentirá aversión por todo lo que signifique autoridad o disciplina, y estará pendiente siempre, de agradar a los demás, a sus padres, a sus familiares y amigos.

Las impresiones desagradables serán la causa de una inestabilidad nerviosa formándose complejos que perturbarán su carácter aun de adulto. Esta influencia adversa del ambiente familiar en épocas tempranas para el infante, puede ocasionarle neurosis neurasténica. Desde el punto de vista médico, el neurasténico padece dolores de cabeza por la mañana, apenas se despierta que van desapareciendo durante el día. Puede ir acompañado de estreñimiento, dolores articulares y musculares que luego van desapareciendo. Tienen dificultades en la digestión y somnolencia después de las comidas, debido a un desequilibrio neurovegetativo.

Estos desarreglos se deben a alteraciones de orden neurótico que luego se orientan a la esfera psíquica del sujeto, manifestándose con una gran debilidad en su afectividad (se emocionan o irritan fácilmente).

Cuando uno de los progenitores está ausente, por abandono del hogar o por fallecimiento, el niño deberá ayudar a su padre o madre haciendo el papel de protector en vez de protegido, deberá suplir el vacío dejado, sin dejar de ser hijo, lo cual le será difícil de compaginar en una misma personalidad. Se hará cargo de los hermanitos pequeños, si los tiene, asumiendo responsabilidades y preocupaciones que le traerán como consecuencia sentimientos depresivos al ser objeto de desahogo por parte del padre o la madre sobre él. Al no estar su mente preparada para defenderse de las ideas perturbadoras, puede desarrollar varios complejos, como el complejo de superioridad al haberse hecho cargo del hogar y/o de sus hermanos, se sentirá con autoridad para ejercer sus caprichos con todo el mundo, no querrá obedecer cuando debe, y se hará antipático. Todo esto lo llevará a envejecer prematuramente.

Todo niño desarrolla su personalidad y sus capacidades por medio de los sentidos. Durante su infancia su sentido de la observación estará constantemente alerta, y con el desarrollo de la razón pensará más y observará menos. Ante sus preguntas sobre temas delicados, los padres responderán: “los niños no molestan”; “los niños no preguntan”; “después lo sabrás”; o le darán una explicación desorientadora que hará que aumente más su curiosidad por aquello que siente se le oculta. Debemos recomendar a los padres, responder con amabilidad, sin brusquedad y siempre con la verdad. Evitar toda conversación referente a crímenes, preocupaciones económicas o disgustos familiares, ya que estos serán fuente de ideas perturbadoras. No emplear amenazas como procedimiento de castigo ya que el niño se obsesionará con ellas, sistema que recomendamos, deberá ser sustituido por otro llamado de privación, donde simplemente se evitará darle lo que le gusta sin darle la sensación de castigo. Esto será más eficaz y no traerá consecuencias negativas.

Gracias a la educación se introducen ideas sanas pero también ideas perturbadoras. Muchas veces las ideas de los padres difieren mucho de las ideas de los maestros lo que causará desconcierto en los niños, y más aún cuando los padres y los maestros dicen una cosa y hacen otra. Por otro lado, las ideas perturbadoras pueden nacer de los compañeros de aula si son de baja moral, carácter defectuoso o dominante.
Todo joven al salir de la escuela o la universidad, dejará gradualmente de contar con el apoyo de los padres o maestros que lo guiaban. Ahora deberá aplicar lo aprendido en un medio que le resultará adverso y agresivo. Este “enfrentarse con el mundo” resultará más sencillo si se posee un carácter firme y un cuerpo sano. Una personalidad fuerte y bien formada no permitirá que germinen ideas perturbadoras.

Hay jóvenes que desde tiempo atrás han ido “consumiendo” lecturas inadecuadas, malsanas, películas sobre pornografía, violencia, u otros espectáculos denigrantes, permitiendo que ingresen ideas perturbadoras. Estas van desgastando las defensas psíquicas propiciando la aparición de trastornos nerviosos cada vez más frecuentes. Este desgaste afecta también las defensas corporales que, cada vez más débiles, no logran contrarrestar este recargo latente manifestándose por algunas anormalidades del carácter, y, aunque, muchas veces permanece sin dar síntomas, produce enfermedades corporales como cardiopatías, bronquitis crónica, enfermedades hepáticas, etc., cuando llega a ser lo bastante grande.

SOBRE LAS IDEAS PERTURBADORAS
Los estudios relacionados sobre la génesis de las enfermedades corporales concluyen hasta el momento y con lógica, que éstas son producidas por ciertas sustancias procedentes del exterior y que atacan nuestro cuerpo para alimentarse de él. Por ejemplo: alimentos perjudiciales, tóxicos, mal combinados, que causan fermentaciones y putrefacciones intestinales, perturbando el estado natural de salud.

Del mismo modo en que estas sustancias perturbadoras hacen enfermar nuestro cuerpo llenándolo de impurezas, las ideas perturbadoras afectan el normal funcionamiento de nuestra parte psíquica, afectando nuestra mente (nuestra manera de pensar), nuestras emociones y sentimientos (nuestra manera de sentir y de expresarlos), repercutiendo en nuestras funciones nerviosas (trastornos nerviosos de toda índole).

Cuando en el cuerpo ingresan toxinas, microbios e impurezas, en cantidad tal que nuestro sistema defensivo no puede controlar, se produce la enfermedad corporal.

Cuando la mente se carga de ideas depresivas, desánimo, tristeza, etc., en cantidad tal que nuestras defensas psíquicas no pueden enfrentar se produce la enfermedad mental o psíquica.

Es necesario anotar que la salud y la resistencia del organismo dependen de factores hereditarios, a nuestro estilo de vida y de la cantidad y calidad de los alimentos que ingerimos. Una alimentación sana y equilibrada permitirá desarrollar un cuerpo sano y robusto; un sistema nervioso fuerte y equilibrado. Una alimentación pobre en principios vitales dará como resultado un cuerpo débil, propenso al desequilibrio y a enfermarse. Lo mismo sucede con los alimentos del alma, las ideas. Un cuerpo débil tendrá un sistema nervioso débil y una mente débil, propensa a ser atacada por ideas perturbadoras que irán afectando gradualmente la personalidad hasta desequilibrarlo.

Una vez que las sustancias perturbadoras han provocado que un órgano se enferme, por ejemplo, el hígado, éste funcionará mal propiciando y produciendo nuevas sustancias perturbadoras que se irán sumando a las ya existentes.

Del mismo modo, las ideas perturbadoras, por ejemplo, miedos, tristeza, timideces, etc., irán propiciando y produciendo nuevas ideas perturbadoras sumándose a las ya existentes.

Veamos ahora, cómo se clasifican las ideas perturbadoras para un mejor estudio de las mismas y la manera de erradicarlas de la conciencia.

CLASIFICACIÓN DE LAS IDEAS PERTURBADORAS

Las ideas perturbadoras se clasifican en:

1. IDEAS PERTURBADORAS QUE PERJUDICAN LA INTELIGENCIA
Son ideas que están en contradicción con la realidad pero que la persona las toma como ciertas provocando trastornos nerviosos. Veamos algunos ejemplos:

Creer que la felicidad se consigue por procedimientos inmorales.
Creer que no se puede vivir sin vicios ni pasiones malsanas.
Creer que no importa el medio que se emplee para obtener éxito, aunque sean malos.
Creer que uno es superior a las demás personas.
Creer que los demás actúan en contra nuestra, aunque no es cierto.

Si estos errores persisten, la persona ira perdiendo su agudeza y justo criterio, embotando la facultad de conocer. Las ideas erróneas, conceptos falsos sobre la vida, etc., si no son reconocidas como tales entran en la personalidad sin dificultad y pasan al subconsciente donde permanecen en estado latente. O se las rechaza automáticamente cuando se reconocen como erróneas o se las acepta por creerlas verdaderas.

2. IDEAS PERTURBADORAS QUE PERJUDICAN LOS AFECTOS
Son ideas infundadas que influyen sobre los sentimientos produciendo estados afectivos diversos como miedo, tristeza, desilusiones, etc. Por ejemplo, si alguien cree que algo es una desgracia cuando en realidad no lo es, esta idea produciría un estado de tristeza o miedo infundados. En otras palabras, una idea infundada causaría un miedo infundado. Una pequeña pérdida o ligero contratiempo se siente como una gran desgracia.

Los afectos, sentimientos y emociones van siempre ligados a las ideas. En muchos casos interviene también la voluntad, ya sea para permitir o frenar las emociones o pasiones. Si las ideas ligadas a los sentimientos son buenas, los deseos que resulten serán también buenos. Si las ideas son perturbadoras, los deseos serán anormales, malsanos.

Entre las pasiones perjudiciales que nacen de las ideas perturbadoras tenemos la cólera, la venganza, la codicia, la envidia, la vanidad, la avaricia, la gula, etc.

Especialmente perjudiciales son aquellas ideas y complejos que llegan a ser la causa de la incapacidad de amar, trastorno muy frecuente que padecen muchas personas sin saberlo, además de otros complejos que conducen a las perversiones sexuales.

Las ideas ligadas a los afectos y los deseos plantean una lucha entre ellas y la razón, el buen juicio y los principios morales, que actúan como mecanismo de defensa.

La razón y el buen juicio seleccionan las ideas, separando las sanas de las perturbadoras, rechazándolas. En consecuencia, cultivar ideas sanas aumenta las defensas contra las ideas perturbadoras. Esta lucha puede producir trastornos nerviosos violentos, depresiones nerviosas sin causa aparente, provocados por la lucha interior que mantienen contra algunas ideas perturbadoras ligadas a afectos, deseos o pasiones. Los arrebatos de ira que algunas personas habitualmente serenas sufren, son la expresión de su lucha interior.

3. IDEAS PERTURBADORAS QUE DEBILITAN LA VOLUNTAD
Estas ideas son aquellas que tienen una finalidad perjudicial: causar daño a otra persona, cometer un delito, apropiarse de lo ajeno, etc. Estas personas son capaces de engañar con habilidad a los demás y a sí mismo, justificándose siempre con falsos motivos, nobles y puros en apariencia pero causando efectos perjudiciales. Estas ideas han escapado al raciocinio y buena reflexión, asociándose a recuerdos, afectos y deseos, mezclándose entre sí.

Una idea perturbadora puede presentarse y actuar de varias maneras, transformándose y modificándose. Por ejemplo, veamos el caso de una persona a quien llamaremos Ramón, que de niño fue muy delicado y de carácter sensible. Ramón fue criado en un ambiente muy recto y era recompensado por sus padres por cosas que hacía y que a ellos les resultaba agradables. De pronto, estas mismas cosas enfadaban a sus padres cuando estos estaban de mal humor, contraste que llegó a crear en Ramón un afán desmedido por agradar y hacerse acreedor a las recompensas que le dieron como golosinas, juguetes, etc. Así, Ramón empezó a mostrarse quieto, callado, saludaba de manera cortés, pero no de forma natural y espontánea sino por el deseo de recibir la tan anhelada recompensa.

“Las cosas buenas no deben hacerse buscando una recompensa, sino solamente porque son buenas, y porque al realizar actos buenos ya se siente uno recompensado interiormente, sin necesidad de satisfacción material alguna”...

Cuando Ramón se hizo mayor, las ideas perturbadoras acumuladas en su subconsciente le trajeron como consecuencia inmadurez y un carácter tal que se alejaba de las cosas que requerían hacerse con algo de esfuerzo, buscando el camino más fácil hacia el éxito material sin tener en cuenta la moral o la ética profesional y la responsabilidad. Se procuraba satisfacciones, estímulos y placeres malsanos para compensar las privaciones y los fracasos que sufrió. Estas costumbres se convirtieron pronto en pasiones y vicios que lo llevaron a la gula, pasión por la bebida, lujuria, afán de lujo exagerado, perversiones sexuales y egoísmo.

El caso de Ramón no significa que no deban premiarse las buenas acciones de los niños, pero hay que hacerlo con justicia, procurando que el niño acepte la recompensa como algo natural, sin mayor trascendencia. Asimismo, evitar hacerlo de forma constante y exagerada porque al llegar a adulto no podrá vivir sin satisfacciones como el consumo de alcohol, tabaco, la satisfacción de pasiones y vicios de las que será esclavo. Buscará un deseo exagerado de triunfos y gloria a las cuales se le acostumbró de niño en clara desproporción con las acciones realizadas por este.

Las ideas perturbadoras pueden ir alimentándose en el subconsciente sin producir trastornos nerviosos y permanecer así durante mucho tiempo hasta que un desencadenante provoque tales trastornos. Los desencadenantes pueden ser por:

Disminución de las defensas mentales. Esto ocurre por los contratiempos, desgracias, pérdida de seres queridos, reveses de la fortuna, pérdida del empleo, conflictos con el medio ambiente, etc. Los factores corporales que disminuyen las defensas mentales son el agotamiento, la fatiga física, desnutrición, anemia, debilidad general, traumatismos, falta de vitaminas, etc., y si la persona tenía un recargo latente en ideas perturbadoras, éstas saldrán del subconsciente y pasarán al consciente produciendo diversos trastornos nerviosos tales como tristeza, irritabilidad, quejas, miedo, ansiedad, angustia, inquietud, apocamiento, indecisión, distracción, precipitación, agitación, cólera, ganas de discutir, etc.
Conflictos entre una idea perturbadora y las circunstancias del ambiente. Ejemplificando, un día se ausenta la persona encargada de cocinar para una familia de buen nivel económico. La dueña de casa tiene un complejo de superioridad. Busca una cocinera suplente pero no la encuentra. Las circunstancias la obligan a hacer ella misma la comida. No pudiendo aceptar la realidad, se pone de muy malhumor, empieza a experimentar dolor de cabeza, siente angustia, etc., llegando a sentirse tan enferma que se ve obligada a guardar cama. Todo este proceso involuntario e inconsciente la aleja de la obligación de cocinar. No es que finja la enfermedad, se siente realmente enferma. La única manera de evitarlo es conocer las ideas perturbadoras que tiene en su mente y reconocer que éstas le provocan cambios en su estado de ánimo y trastornos nerviosos.