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sábado, 27 de noviembre de 2010

SOBRE LA CELOTIPIA

Violencia y celos suelen ser dos caras de una misma moneda. El agresor es un ser profundo y patologicamente celoso, pues ansía la exclusividad, quiere ser el primero y el único en la atención de la mujer. Por ello, la gran parte de los actos de violencia se inician ante la percepción errónea de que ella, su mujer, le puede dejar. La celotipia también se da en las mujeres, pero mientras ellas suelen recurrir al desprecio, la indiferencia o el chantaje emocional hacia la pareja (por ejemplo amenazarlo con suicidarse), los hombres celosos acuden además a la violencia física. En toda relación de pareja se presentan los celos en algún grado. La patología aparece cuando el celoso llega al extremo de interpretar cualquier conducta de su pareja como digna de las peores sospechas. Los psicólogos definen al celotípico como alguien que vive en función de la posible infidelidad de su pareja y que puede llegar a sentir incluso cierto placer pensando en ese supuesto engaño. Normalmente son personas de pensamiento muy tradicional, inseguras, de baja autoestima y, en muchos casos, con una infancia muy peculiar. Son controladores, irracionales, tremendistas y con nula capacidad para objetivar la realidad. En casos de celotipia muy exagerada hace falta medicación. En otros, lo más eficaz en la psicoterapia, pero separando al celotípico de su víctima, ya que el primero, con su actitud, provoca conflictos psicológicos en la segunda. El problema es que socialmente esté aceptado que todos seamos un poco celosos y por eso pocas parejas optan por una terapia. Ante todo, el celoso debe reconocer su patología y luego procurar que aumente su grado de satisfacción en sus actividades cotidianas, ya que esta persona pierde el tiempo en pensar qué estará haciendo su pareja, y si está con ella, cavilando sobre qué estará pensando. En la víctima se trata de modificar su actitud: al celoso nunca se le debe mentir para evitar un conflicto, pues lo único que se consigue es reforzar aún más si obsesión. Los celotípicos preguntan y controlan tanto que casi siempre llegan a descubrir el engaño.

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