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miércoles, 15 de septiembre de 2010

COMO MANEJAR LAS DISCUSIONES CONYUGALES II

En esta segunda parte, veremos que otros motivos de conflicto son: la crianza de los hijos, el dinero, la distribución del trabajo, las vacaciones o las relaciones sexuales.

Para estos casos, les recomendamos una técnica muy efectiva llamada: "diagnóstico y análisis".

Como se podrá esbozar, esta técnica es algo que muy pocas personas estarían dispuestas a hacer. Por el contrario, prefieren enfrascarse en una discusión en una suerte de "pégame que te pego" lo que encierra una conducta sado-masoquista, sufrir y hacer sufrir. Pero, ¿porqué esta conducta es tan común en la mayoría de las parejas?...

Debemos reconocer una falencia en el ámbito educativo muy preocupante desde el punto de vista de las Relaciones Humanas. Este es un tema ausente en la formación del individuo como tal. Por ello, y con el perdón de los educadores, mencionó la palabra deformación en la educación humana porque se enseña y se pregona lo contrario: la violencia como método, el revanchismo como actitud, el ataque como el conmportamiento.

Salvaguardando las distancias, las parejas que realmente quieran protejer (es la palabra) su relación, deberán adquirir el hábito de diagnosticar y analizar sus diferencias ante la aparición de las desavenencias.

He aquí, algunos consejos para ambos cónyuges:

- Sean breves y concisos. Enfóquese en lo esencial. Utilicen la "regla de las dos frases" en su diálogo, de manera que se minimice el efecto de la(s) crítica(s). Por ejemplo:en vez de utilizar expresiones tales como "¡Eres muy desordenado(a)!", diga: "Sería conveniente que pusieras la toalla en su lugar después de usarla para que se seque".

- No busquen culpables. Lo ideal es evitar el lanzarse acusaciones y más aún, insultarse. La actitud ideal es manifestar: "Tenemos un problema. Veamos de qué manera inteligente tú y yo podemos resolverlo".

- No utilicen calificativos. El calificar al cónyuge con palabras como "egoísta", "ocioso", "inútil" o "bueno para nada" provoca una reacción airada que aleja a la pareja de la oportunidad de resolver sus diferencias.

- Lo ideal es pensar bien antes de hablar. Por este motivo, se recomienda redactar el diálogoco0n antelación. Esto evitará que se recrimine a la pareja. Eviten el uso de términos como "siempre" o "nunca". Ejemplo: "nunca haces esto", "siempre haces lo otro", etc.

- Planteen sus puntos de vista de manera positiva. Eviten decir: "Nunca me ayudas a lavar los platos". Mejor digan: "Te voy a agradecer que me ayudes a lavar los platos".

- No analicen la conducta de su pareja.Recuerden que la posibilidad de equivocarse en su apreciación en cuanto a la conducta de su conyuge es muy grande y lo único que conseguirán es que él o ella se disguste más.

Una recomendación muy importante es: ¡ESCUCHE!... Se sorprenderían saber que la mayor parte de personas no sabe escuchar. Algo que al parecer es muy simple pero no, oyen pero no escuchan. Por eso,...

- No haga caso de las exageraciones. Cuando se está alterado se tiene tendencia a "tremendizar" las cosas, a exagerarlas. Concéntrese en los motivos que provocaron la ira y no preste atención a las recriminaciones.

- Busque comprender a su compañero. Recuerde que las personas creen que se les entiende fácilmente desde su perspectiva pero es claro sólo para ellos. Por lo general, quien escucha analiza la situación desde su propio punto de vista dando lugar a interpretaciones que no se justan a la realidad. Lo ideal es que usted parafrasee los términos de su compañero, por ejemplo: "Debo entender que no quieres que mi madre se entrometa en nuestras discusiones, ¿verdad?... Explícame por favor, ¿a qué te refieres cuando dices que no cumplo lo que prometo?...

- Reconozca con hidalguía. Si confirma que su cónyuge tiene razón en algo, sea muy valiente y honesto al reconocerlo: "Tienes toda la razon al enojarte por mi tardanza... "

- Aclare cuales son sus motivos. Tómese el tiempo necesario para explicar con claridad sus motivaciones sin ponerse a la defensiva.

- Sepa perdonar o pedir perdón. Cuando se ha herido sin intención al ser amado o se ha dado cuenta que se ha equivocado, tenga el coraje y la valentía de perdir perdón.

- Busque obtener mayor colaboración transformando sus reclamos en proposiciones. Por ejemplo: "Nunca tienes tiempo para hablar comnigo", cámbielo por: "¿Te parece bien que dediquemos un tiempo para salir a tomar un café y conversar?"...

- Absténgase de hacer observaciones humillantes. No diga: "A ver si esta vez sacas la basura antes que pase el camión recolector... así como lo haces en tu oficina"... Esta forma de trato sólo trae consigo violencia verbal.

Muchas veces se pierden de vista los aspectos positivos del matrimonio por enfocarse en el conflicto. AL realizar un diagnóstico y análisis, conviene que cada uno haga una exposición breve de todo aquello que considera positivo en su pareja. Se sugiere que las parejas tomen nota de todo lo bueno que hayan hecho durante la semana. Por ejemplo: "Carlitos me acompañó a planchar la ropa recien lavada que recogí y así pudimos platicar de muchas cosas. Es la primera vez que esta tarea no me resultó tan tediosa". Otro ejemplo: "Es la primera vez que Elena me escucha sin criticarme ni aconsejarme como una sabelotodo sobre lo que debería hacer en la oficina". También tenemos: "Anita llevó mi terno a la lavandería sin que se lo dijera, eso me quita un peso de encima por que hay oportunidades que lo he olvidado". "Francisco me cito el martes por la noche para ir al cine y luego a cenar. Fue una magnífica oportunidad en que me distraje de mis clases en la facultad".

Como verán, son estas pequeñas cosas las que se valoran enormemente y ayudan a mantener firme las bases de la relación. Cada pareja debe aprender a llevarse bien y a aceptar las "pequeñas diferencias" de su conyuge. Eso no significa que deban sacrificar su espacio e individualidad. Sólo se deben modificar las actitudes propias de la forma en que manejamos la relación para que no se afecte o se pierda el objetivo de la relación.

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