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sábado, 8 de enero de 2011

LA PSICOPATÍA

La psicopatía es un desorden socialmente devastador definido por una serie de características afectivas, interpersonales y conductuales, donde se incluyen: egocentrismo, impulsividad, irresponsabilidad, emociones poco profundas, carencia de empatía, de culpabilidad y de remordimientos, mentira patológica, manipulación, y violación persistente de normas y expectativas sociales.

Por lo general, se sostiene que esta anomalía de la personalidad está asociada a la criminalidad, pero recientes estudios han demostrado que el problema se extiende a otras áreas donde la criminalidad no tiene por qué aparecer, nos referimos a los denominados psicópatas “integrados” o psicópatas “no criminales”).

Un estudio llevado a cabo con psicópatas que habían cometido asesinatos, homicidios sin premeditación, múltiples violaciones y estrangulaciones, ha hallado que los senderos que unen dos zonas del cerebro cruciales presentaban "baches", mientras que los de quienes no eran psicópatas estaban en buen estado.

La investigación del Institute of Psychiatry at King's College de Londres (Reino Unido) abre la posibilidad de desarrollar en el futuro tratamientos para los psicópatas peligrosos, dijo el doctor Michael Craig, del Instituto de Psiquiatría del Hospital del King's College de Londres, director del estudio. Asimismo, Craig señaló que estos resultados tendrían fuertes consecuencias para los médicos, los investigadores y el sistema de justicia criminal.

Para llegar a estas conclusiones, los autores estudiaron la biología de cerebro de psicópatas y mediante la técnica de imagen DT-MRI, observaron las diferencias en el cerebro que podrían explicar estos tipos de comportamiento y proporcionar un entendimiento mejor de la psicopatía criminal.

En concreto, los expertos hallaron una reducción significante en la integridad de las partículas pequeñas que forman la estructura del fascículo uncinado (*) de los psicópatas, y observaron que el grado de anomalía estaba relacionado con el grado de psicopatía.

(*)... El fascìculo uncinado representa una parte fundamental de la conexión entre los procesos psicomotores o volitivos del lóbulo frontal y los procesos instintivos o vitales del sistema lìmbico. De este modo la esfera intelectual de la personalidad puede influir sobre la excitabilidad lìmbica utilizando el sistema òrbito-temporo-amigdalino.

Estudios previos sugirieron que las disfunciones de regiones específicas del cerebro podrían estar relacionadas con este problema, pero nunca se había estudiado esta región específica.

Craig señaló que este estudio es parte de un programa de investigación y sugiere que nuevas técnicas como el DT-MRI ofrecen ahora a los neurólogos el poder de dirigirse hacia una comprensión más coherente de las posibles redes cerebrales que subyacen a la patología, y sus potenciales tratamientos.


CONDUCTA PSICOPÀTICA

Una conducta se define como psicopática cuando la satisfacción de los motivos básicos adquieren demasiada importancia para el individuo, quien buscará satisfacer de manera inmediata sus apetencias teniendo poca consideración de las limitaciones que le ofrece la realidad externa. Sus objetivos son evitar la tensión que resulta cuando los impulsos no se satisfacen y evitar la ansiedad que aparece ante la frustración.

Estos mecanismos psicopáticos son frecuentes en todo individuo. Debemos tener en cuenta que en la vida hay situaciones en que las necesidades toman un carácter urgente por lo que nos abocamos a realizar acciones que nos brinden satisfacción.

Un ejemplo de esta conducta psicopática que resultaría “normal” o cotidiana sería no abonar el importe del pasaje en el bus o en el colectivo, o pasar por alto que el cajero nos de dinero de más al cobrar un cheque.

Sin embargo, cuando estas conductas se vuelven más frecuentes y se convierten en la forma de vivir del individuo, estamos hablando de una personalidad psicopática.

“Los rasgos del carácter psicopático tienen siempre como objeto, asegurar la satisfacción de los impulsos y proporcionar la seguridad y el alivio de la tensión”

Estos individuos resultan ser muy superficiales afectivamente hablando, tienen poca tolerancia hacia la frustración, evitan situaciones donde tienen que asumir cierto grado de responsabilidad.

La personalidad psicopática carece de capacidad para controlar sus impulsos. Por lo que general, ante situaciones de poca importancia, reaccionan con explosiones de ira, con manifestaciones de agresión física o verbal. Lo curioso es que sus explosiones de enojo suelen desaparecer tan repentinamente como se iniciaron, luego del episodio se mostrará tranquilo, pensando que los demás le dan demasiada importancia a su comportamiento violento.

Otra característica del psicópata es que este no siente culpa por sus acciones, no quiere reconocer las normas sociales del medio en que se desenvuelve para regular sus impulsos.

La personalidad psicopática posee grandes dificultades para empatizar y preocuparse por los demás, sus respuestas afectivas son superficiales debido a que está más enfocado en como satisfacer sus necesidades, y, por la poca empatía que posee con la gente, idea formas de congraciarse con ellos para luego convertirlos en simples instrumentos que usa para su satisfacción.

La conducta antisocial del psicópata comprende diversos trastornos como mentir, cometer robos o latrocinios, tender trampas a los incautos, drogarse, etc.

Las amenazas o los castigos no resultan apropiados para controlar su conducta. La falta de control de sus impulsos, la ausencia del sentimiento de culpa y la poca tolerancia a la ansiedad, hacen que el sujeto desarrolle una incapacidad para medir la consecuencia de sus actos.

El doctor David Huertas, psiquiatra clínico del Hospital Universitario de Guadalajara y profesor asociado de Psiquiatría de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), indica en su libro 'Violencia, la gran amenaza', que muchas de estas personas comparten alteraciones en su respuesta cerebral ante el estrés, niveles anormalmente elevados de testosterona, disfunciones en la regulación serotoninérgica de la agresión y conexiones dañadas entre la corteza cerebral y la amígdala. De acuerdo con el autor, Jesús Mosterín, profesor de Investigación del Instituto de Filosofía del Consejo superior de Investigaciones Científicas de España, puntualiza que efectivamente las tendencias de comportamiento se contagian con facilidad en la manada humana, aunque también hay tendencias agresivas e incluso violentas congénitas.

La violencia juvenil es un fenómeno muy preocupante, aunque no tan nuevo como se cree (antes, por ejemplo, había en las escuelas la costumbre de agredir a los nuevos alumnos, con las llamadas "novatadas", que eran ceremonias de iniciación humillantes y a veces crueles, explica este filósofo.

La principal fractura neurocognitiva de los psicópatas graves es su incapacidad para reconocer a los demás como personas semejantes. Cuando matan o torturan, no se alteran, no sienten furia. Este terrible rasgo no deriva de la maldad, sino de graves alteraciones en su cerebro, aclara David Huertas. Estas anomalías, como la ausencia de reactividad del sistema nervioso autonómico ante el dolor o el miedo, explican que el psicópata sea invulnerable al castigo. Además, rechaza la anormalidad de su comportamiento y habitualmente se opone a ser tratado para cambiarlo.

Al psicópata no le interesa humillar o herir a La gente. No demuestra sentimiento alguno. Cuando quiere agradar a alguien llega a fingir de manera muy convincente. Por ejemplo, un jovencito a quien llamaremos Luis se entero que cierta señora a quien llamaremos Magdalena, guardaba dinero producto de un negocio que regentaba un administrador que había contratado para tener tiempo para cuidar a su menor hijo que se hallaba en silla de ruedas debido a una lesión cerebral. Para estafar a la señora, Luis se ofreció a llevar a cuidarlo. Lo sacaba de paseo, le compraba helados e incluso le daba obsequios. La señora Magdalena estaba asombrada que Luis, siendo tan jovencito se halla ofrecido a tan noble tarea. La madre de Luis también se hallaba asombrada porque su hijo no aportaba dinero alguno para la casa, sin embargo, salía con prisa para acompañar al hijo de Magdalena y comprarle dulces o helados. Al manifestarle su inquietud, Luis contestó: “tranquila mamá, no estoy gastando, estoy invirtiendo, se que le puedo pedir prestado dinero pero aún no es el momento”...

En el final de esta historia, Luis no llegó a convencer a Magdalena que necesitaba un préstamo de dinero para sus estudios, por lo que, al retirarse le espetó: “eres dura para soltar la plata, Dios te castigó con un hijo así”...

Recuerde:

El psicópata no es empàtico. Puede sí, ser simpático.

El psicópata puede captar la vulnerabilidad del otro, la que es utilitaria para él, despreciando el resto.

El psicópata no causa daño con la intención de dañar, el va hacia su objetivo, y si algo obstruye su camino, simplemente, lo destruye.

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