RSS

jueves, 14 de octubre de 2010

La relación de pareja

“Tú no vales nada”,... “Te crees mejor que yo”,... “Te crees la sabihonda”,... Estas expresiones típicas por parte de uno de los componentes de la pareja, en realidad refleja lo que esta sintiendo acerca de sí mismo; en otras palabras, lo que Antonio le dice a Rebeca es porque Antonio se lo está diciendo a sí mismo.

Expliquémonos más. En nuestra relación de pareja manifestamos nuestro mundo psíquico, nuestro mundo interno a través de nuestras acciones y de nuestras palabras, o sea, reflejamos lo que somos, tanto lo bueno como lo no tan bueno y, la finalidad de una relación es la ayuda que se proveen de manera mutua ambos conyuges para crecer como personas.

En consecuencia, lo que le hace bien a la relación, le hace bien a las personas, lo que daña la relación, daña a la pareja.

Si Antonio le dice a Rebeca: "Tú no vales nada", Antonio se lo está diciendo a sí mismo; porque si Rebeca no vale nada, qué hace Antonio con alguien que no vale nada. Si Antonio está con alguien que no vale nada es porque tampoco Antonio vale nada. Y esta es la famosa canción psicoógica que la interpretan “Raymundo y todo el mundo”. De locos, ¿verdad?...

Todos los seres poseen energía en constante transformación, en constante cambio, en constante evolución. Podemos decir que somos energía. Toda mi energía la deposito en mi pareja, tanto la positiva como la negativa, porque de ambos tenemos. Si no soy conciente de lo que doy, puedo dar infelicidad, puedo dar angustia y congoja, en síntesis, puedo dar dolor.

Muchas de las heridas que causamos son reflejo de las heridas que llevamos dentro. Heridas que no han sido curadas, que muchas veces no sabíamos que las teníamos.

La energía que sale de nuestro interior es negativa porque es producto de nuestras frustraciones, de nuestra cólera, de nuestra rabia e impotencia por el daño que hemos recibido en algún momento y que no hemos sabido canalizar o corregir. Después nos preguntamos el porqué de nuestra conducta,... si es que lo hacemos.

Hace falta despertar conciencia.

En la oración del “Padre Nuestro” pedimos: “y perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden” pero, como oramos sin comprender su profundo significado, seguimos actuando inconscientemente y sin darnos cuenta del daño que en algun momento se nos hizo.

Es momento de preguntarnos si queremos continuar viviendo así, causando y causándonos dolor, daño y sufrimiento, o si de verdad, queremos acabar con esta dolorosa manera de vivir enrumbándonos hacia una relación de pareja más satisfactoria, donde ambos cónyuges se ayuden a crecer interiormente, donde ambos se entreguen plena y sinceramente.

Si esta es su decisión, ambos tienen la oportunidad de descubrirse, de conocerse realmente y de ayudarse a corregir todo aquello que sea necesario, construyendo día a día, de instante en instante, la felicidad de dar y de recibir verdadero amor, uno del otro.

Recordemos que la muerte es algo que nos acecha constantemente y que en cualquier instante podemos “dejar las botas en el campo de batalla”, entonces,... ¿Para qué perder tiempo y energía con alguien a quien no valoramos? … La verdad es que las cosas que le reclamamos a nuestra pareja están relacionadas con nuestras propias carencias y conflictos no resueltos, con nuestros sentimientos no expresados o canalizados. Por este motivo, es imprescindible tomar conciencia de MIS carencias, de MIS necesidades y empezar a hacernos realmente responsables de nosotros mismos.

Re-estructurar nuestro mundo psíquico, nos permitirá compartir con la pareja todo lo bueno y positivo que tenemos en nuestro interior. No seremos una carga ni motivo de angustia y decepción. Asímismo, no se sentira inutil o un fracasado por no hallar solución a sus problemas.

Concéntrese en lo siguiente:

Sea conciente de dónde está y con quién está,
Sea conciente de cómo está usted y cómo está su pareja,
Sea conciente de que es lo que usted está haciendo para mejorar y si lo que hace, lo hace con responsabilidad,
Sea conciente de estar jugando a “quien tiene la razón” o “quien tiene la culpa”, porque de lo que se trata es de ayudarse mutuamente a reconocerse a sí mismos y de cambiar lo que necesite ser cambiado.


¿PORQUÉ BUSCAMOS PAREJA?
La búsqueda de una pareja refleja la necesidad de saciar nuestra apetencia, muy normal por cierto, de aprecio, cariño y afecto, buscamos sentir que nos quieran tal como somos, aunque no sepamos realmente que en realidad, lo que estamos buscando es a ese padre ideal o a esa madre ideal que tuvimos o que no tuvimos y que nos hace falta.

Esa búsqueda se presenta cuando sentimos que “algo” nos hace falta y que sin eso no estamos completos.

Nuestra tarea consiste entonces, en convertirnos en ese padre o madre ideal y darle a la pareja elegida, nuestro amor incondicional. Cuando la persona se siente amada tal como es, esta se entrega y florece. Al amar realmente, se despierta conciencia, y al despertar conciencia empezamos a transformarnos en seres ideales, en seres superiores.

Por este motivo debemos tener presente que la vida nos ofrece, de instante en instante, la oportunidad de redención.

No persiga lo imposible. Vaya por lo posible.

Viva las alegrías y las desgracias del amor humano y déjese madurar.

Todos somos imperfectos. Si lo fuésemos, estaríamos en otro nivel, en el nivel de los Angeles, Arcángeles, etc.

Acepte que es imperfecto, que está en proceso de crecimiento y acepte las imperfecciones de los demás, ellos también están en búsqueda de ese crecimiento.

Pregúntese:

- “¿Esta es la persona a quien debo aceptar como compañero o compañera de viaje para transitar en la tierra? ”...
- “¿Estoy a gusto con ella?”...
- “¿Puedo vivir sin que sus defectos me perturben demasiado?”...
- “¿Podrá ella ser feliz con mis defectos?”...

En la medida en que nos demos cuenta de nuestras carencias y/o defectos, trabajaremos en nosotros mismos sin cometer el error de abrumarlo con nuestros lamentos y pesares.

En la relación debe haber espacio para que los dos estén a gusto y para que se reconozcan mutuamente.

Deben sentirse honrados de ser pareja. Ambos deben honrar su relación.

La relación de pareja es como un templo que se va construyendo día a día, piedra sobre piedra, de momento en momento y en el cual ambos habitan.

Es importante que en ese templo reine la armonía, la serenidad, la paz y el amor.

La relación de pareja debe ser un remanso de paz para ustedes y para las personas que los rodean, familiares y amigos.

No permitan que las nubes propias del día a día le resten fortaleza a vuestra relación. Vean las dificultades como oportunidades para vuestro crecimiento interior.

De tanto en tanto, detánganse para disfrutar juntos del grato recuerdo que constituye el haber construido una relación fructífera.

Pero eso sí, siéntanse bien pero no orgullosos, porque el orgullo no es nada saludable. Recuerden que el orgullo forma parte de uno de los siete pecados capitales.


ACERCA DE LA PASIÓN
Suzana Stroke dice: "La pasión es como un imán que hace que nos atraigamos el uno al otro, pero después de la pasión viene la realidad”.

Clarissa Pinkola en su libro "Mujeres que corren con lobos" dice: "Amar significa permanecer al lado de alguien. Significa salir de un mundo de fantasía y entrar en un mundo en el que es posible el amor verdadero. Para amar de verdad hay que ser un héroe capaz de superar el propio temor. El momento decisivo se produce cuando uno se atreve a amar "a pesar de", a pesar de mis dudas e inquietudes, a pesar del sufrimiento vivido, a pesar de mi temor a lo desconocido”...

A veces se comete el error de hacernos dependientes de la pareja sin pensar que mientras más nos aferramos a ella más se nos escapa. El amor es como una delicada avecilla que si la presionamos demasiado la ahogamos hasta matarla. Eso no es amor, eso es desesperación.

A veces tardamos en descubrir que proyectamos nuestras heridas fuera de nosotros en lugar de restañarlas dentro de nosotros.

Nuevamente pregúntese:

- ¿Lo que estoy haciendo y diciendo, nutre o destruye mi relación de pareja?

Eso le permite saber como va vuestra relación. Desde aquí debe usted ver si su comportamiento es constructivo o todo lo contrario. Pregúntese: "¿Quiero construir una relación o destruirla?"

Esclarezca su relación, y de ser necesario, asista a una terapia individual, cada uno con un terapeuta diferente para que vayan curando sus heridas.


CUANDO LA RELACIÓN NO FUNCIONA
Cuando uno de los dos empieza a quejarse de que su relación no funciona, lo primero que debe hacerse es reflexionar cómo está la relación consigo mismo. Ese es el punto de partida.

Lo lamentable es que hemos aprendido y acostumbrado a echarle siempre la culpa a otros, por lo que no resulta fácil tomar conciencia y responsabilizarnos de nuestras acciones.

Pensar como nos hemos vinculado con nosotros mismos nos ayuda a ubicarnos dentro de nuestra realidad psíquica donde encontraremos muchas cosas de la que no nos hemos dado cuenta.

Cuando vivimos en pareja, desarrollamos una relación de dependencia para compensar necesidades afectivas que han quedado insatisfechas desde nuestra infancia. Tal vez, papá y mamá no nos proporcionaron la atención que requeríamos o no atendieron nuestros requerimientos aturdidos por sus propias carencias.

Al crecer, si no restañamos nuestras heridas y desarrollamos la capacidad de amarnos incondicionalmente y de responsabilizarnos por nosotros mismos, vamos a ir de relación en relación exigiéndole a nuestra pareja de turno, el amor y la atención que nuestros padres no nos dieron y que no hemos aprendido a darnos nosotros mismos.

Analizando las relaciones humanas, toda relación con los demás son un reflejo de nuestras relaciones con nosotros mismos. En ellas, encontramos lo que sentimos por nosotros mismos. Si nuestros pensamientos son positivos, nos sentimos bien. Así mismo, nuestras relaciones será con personas que se sientan bien consigo mismas.

Pero, si nuestros pensamientos son negativos, nuestra conducta también lo será, y nuestras relaciones tendrán las mismas características que hemos desarrollado.

Así es: “Se cosecha lo que se siembra”.

Todo en la vida nace, crece, se desarrolla y fenece. Esa es la ley natural a la que estamos supeditados. La relación de pareja pasa también por esas etapas: la relación se crea y empieza a crecer en la medida que la nutrimos para que esta crezca sana y funcional. Por lo tanto, el bienestar de la relación depende del bienestar que cada uno de la pareja provea.

Desde esta perspectiva, la pareja debe compartir mutuas responsabilidades y apoyarse recíprocamente. La relación de pareja debe buscar, con entusiasmo, la expansión y el crecimiento, no la quietud ni el estancamiento.

Es necesario comprender que en una relación de pareja el otro puede cambiar y tomar distancia, pero no se preocupe, está comprobado que las mejores relaciones son aquellas donde cada una "deja vivir" a la otra.

Haga el siguiente ejercicio de autoanálisis: Escriba en una hoja de papel, todas las "quejas" que tenga usted hacia su pareja y luego con mucha honestidad, pregúntese cuánto aporta usted mismo de eso que le demanda a ella. Se sorprenderá.

Nuestro consejo es que comience a estimarse, a respetarse y a quererse incondicionalmente. Esta será una fuente nutritiva de vida y bienestar para usted, para su relación de pareja y para todas sus relaciones personales.

0 comentarios:

Publicar un comentario