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sábado, 28 de mayo de 2011

SOBRE EL ENVEJECIMIENTO

Un estudio genético revela que las personas con menos cualificación académica envejecen más rápido. La clave está en los telómeros (*) que cubren el extremo de los cromosomas del ADN, que son más cortos en las personas con menor nivel de estudios, un signo inequívoco de envejecimiento prematuro.

Esta investigación, cofinanciada por la Fundación Británica del Corazón y el Consejo de Investigaciones Médicas (MRC) de Reino Unido, se llevó a cabo con la participación de 450 hombres y mujeres de 53 a 76 años de edad.

Se descartaron factores como la edad, el género, el colesterol o el tabaco, y se observó el resultado. Estos arrojaron que los ingresos económicos no afectaban al envejecimiento celular, ni tampoco el tipo de empleo pero sí los niveles bajos de educación puesto que estaban ligados a telómeros más cortos.

Estas conclusiones se dieron a conocer por los investigadores en la revista Brain, Behavior, and Immunity. Estos aseguran que el envejecimiento no es una consecuencia de las circunstancias económicas durante la vida adulta ni del estatus social, sino que depende de factores de las primeras décadas de nuestra vida con efectos a largo plazo, como la educación. Este estudio sugiere también que esto es posible debido a que las personas con estudios superiores están mejor preparadas para resolver problemas y para enfrentarse al estrés.

(*) Los telómeros (del griego telos, "final" y meros, "parte") son los extremos de los cromosomas. Son regiones de ADN no codificante, altamente repetitivas, cuya función principal es la estabilidad estructural de los cromosomas en las células eucariotas, la división celular y el tiempo de vida de las estirpes celulares. Además están involucradas en enfermedades tan importantes como el cáncer.

Los telómeros fueron descubiertos por Hermann Joseph Muller durante la década de los años 30, que junto a Bárbara McClintock recibieron el Premio Nobel. Desde entonces, se ha avanzado mucho en el conocimiento de los telómeros, gracias a las técnicas de genética molecular. Los telómeros, situados en los extremos de los cromosomas, tienen la función de prevenir que éstos se fusionen al ponerse en contacto por sus extremos, lo que produciría consecuencias desastrosas para las células.
Más adelante, los científicos Elizabeth H. Blackburn, Carol W. Greider y Jack W. Szostak fueron reconocidos con el Premio Nobel de medicina en 2009 por la descripción molecular de los telómeros, la demostración de su conservación evolutiva y el descubrimiento de la telomerasa, enzima central de la maquinaria celular para la síntesis del telómero, logrando un muy consistente modelo que explica el 'problema de la terminación de la replicación' (end-replication problem) y el mecanismo molecular de protección de los extremos cromosomales.
Las teorías del envejecimiento y de la carcinogénesis se basan en que los telómeros son como los relojes o temporizadores de la célula, ya que marcan el número de divisiones celulares, hasta que la célula muere.

La telomerasa es una enzima formada por un complejo proteína-ácido ribonucleico con actividad transcripatasa inversa (es decir, puede sintetizar ADN a partir de una secuencia de ARN que ella misma porta), que es producida en células germinales embrionarias que permite el alargamiento de los telómeros.


El aceite de oliva
Una magnífica noticia el el ámbito de la biogerontología es que los investigadores del Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la Universidad de Córdoba han logrado ofrecer nuevas pruebas sobre los beneficios del consumo habitual de aceite de oliva virgen sobre la salud.
Se han observado cambios en determinadas proteínas usadas como marcadores y se ha comprobado la influencia del aceite de oliva virgen en la protección contra la inflamación, el estrés oxidativo y el riesgo cardiovascular propios del envejecimiento.
Los científicos cordobeses hicieron las pruebas estudiando cómo el aceite de la dieta afecta a las proteínas plasmáticas de ratas jóvenes (6 meses) o ancianas (24 meses) alimentadas a lo largo de su vida con dietas que contenían como fuente grasa aceite de oliva virgen o aceite de girasol. Emplearon además una estrategia proteómica basada en la separación de proteínas mediante electroforesis bidimensional –técnica muy utilizada en medicina molecular– y posterior identificación mediante espectrometría de masas –que permite analizar con precisión los componentes–.

De esta forma, José Manuel Villalba y su equipo han probado que, en comparación con la dieta que contenía aceite de girasol, la dieta enriquecida en aceite de oliva virgen indujo disminuciones significativas en los niveles plasmáticos de las proteínas de fase aguda, justo lo contrario de lo que ocurre en los procesos inflamatorios, así como en proteínas habituales en situaciones de estrés oxidativo, y las relacionadas con la coagulación sanguínea, el riesgo cardiovascular, así como con el metabolismo y el transporte de lípidos.

Los investigadores de la UCO destacan el hecho de el aceite de oliva redujera sensiblemente los niveles de fibrinógeno, uno de los principales marcadores asociados al riesgo cardiovascular, los de T-kininógeno, cuyos niveles incrementan de manera sustancial durante los últimos meses de vida en la rata, los de β2-glicoproteína I, una proteína relacionada con las complicaciones trombóticas en pacientes autoinmunes, y los de la clusterina, una proteína cuyos niveles se encuentran incrementados en diversos estados patológicos como la aterosclerosis y constituyen un marcador en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer en humanos. Por si fuera poco, la dieta enriquecida en aceite de oliva incrementó los niveles de apolipoproteína A-I, una proteína relacionada con la protección contra la arterioesclerosis.


Sobre el calcio

En la medida en que se produce el envejecimiento los huesos podrían debilitarse y volverse frágiles, a esta condición se le conoce como osteoporosis. El calcio ayuda a mantenerlos fuertes.

Todos hemos oído hablar de la abuelita de alguien quien se cayó al levantarse de la cama y se fracturó (quebró) la cadera. En realidad, la octogenaria se había caído porque su cadera se quebró y no al revés, y que eso es producto de una enfermedad que va debilitando los huesos llamada osteoporosis, que puede ser hereditaria y que se presenta con más frecuencia en las mujeres.

También se sabe que la edad es un factor importante para el desarrollo esta enfermedad ya que la posibilidad de tener osteoporosis aumenta con los años. Si a usted le gustaría aumentar las posibilidades de mantener sus huesos fuertes y evitar que le ocurra lo mismo que a la abuelita, buscará aumentar o mantener una dieta rica en calcio para fortalecerlos.

El calcio es especialmente importante, no sólo para la salud de sus huesos; también lo es para el corazón, los músculos y los nervios para un correcto funcionamiento, y para la sangre, que lo requiere para el acto de coagulación.

Si no se consume calcio, los nutrientes que su organismo reciba se saldrá de los huesos y pasará a la sangre y a otras partes de tu organismo para poder llevar a cabo otras funciones vitales.

Hay toda una variedad de fuentes naturales sabrosas que pueden aportarle calcio y que debe incorporar en su menú diario.

Entre los alimentos que contienen calcio puedes elegir:

Vegetales verdes de la familia de las coles: la coliflor, el brócoli, la col, el repollo.
Frutas secas: nueces, almendras, avellanas, maní o cacahuate.
Los cereales y los alimentos elaborados con soya.

En algunos casos, cuando la cantidad de calcio obtenida a través de los alimentos no es suficiente, deberá consultarle a su médico quien le recomendará los suplementos adecuados, ya que así como ingerir poca cantidad de calcio no es saludable, tampoco lo es excederse. Cuando usted lo obtiene de los alimentos, estos le proporcionan otros nutrientes.

Además, hay otras dos claves que debes tener en cuenta para que el calcio pueda hacer su trabajo dentro de tu cuerpo:

Evite la sal: es la mayor responsable de que pierda calcio, ya que hace que lo elimine con la orina.

Tome 10 minutos de sol por día, fuera de las horas en que sus rayos son más fuertes. Los rayos solares permiten que su cuerpo produzca la vitamina D que se encarga de que su cuerpo absorba apropiadamente el calcio que aportan las comidas.

Por último, otra cosa que le hace bien a sus huesos es mantener un peso adecuado ya que los kilos o libras de más también deben ser soportados por ellos. Por eso es aconsejable que haga ejercicios regularmente. Una buena opción son las actividades aeróbicas y deportes al aire libre, como caminar, bailar, andar en bicicleta y hacer yoga, entre otros.

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