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sábado, 9 de abril de 2011

SOBRE EL MIEDO Y LA MEDIOCRIDAD

El miedo es un enemigo al que debemos vencer pero nunca destruir, pues contiene una gran fuerza que debemos utilizar. Al miedo hay que tratarlo de la misma forma que a un caballo salvaje para que, una vez domado, nos podamos montar en él y servirnos de su fortaleza.

Había una vez un rey que recibió como regalo dos magníficos halcones provenientes de Arabia. Eran halcones peregrinos, las aves más hermosas que se hayan visto jamás. El rey entregó las preciosas aves al maestro de cetrería para que las entrenara.

Pasaron los meses y un día el maestro de cetrería le informó al rey que uno de los halcones estaba volando majestuosamente, planeando alto en los cielos, pero el otro halcón no se había movido de su rama desde el día en que llegó.

El rey convocó a curanderos y hechiceros de todas las tierras para atender al halcón, pero ninguno pudo hacer que el ave volara. Luego les presentó la tarea a los miembros de su corte; sin embargo, al día siguiente, el rey vio a través de la ventana del palacio que el ave aún no se movía de su percha. Habiéndolo intentado todo, el rey pensó: "Tal vez necesito a alguien que esté más familiarizado con la vida del campo para que entienda la naturaleza de este problema". Entonces le gritó a su corte:
-¡Vayan a buscar a un granjero!-

En la mañana el rey se emocionó al ver al halcón voalndo muy alto sobre los jardines del palacio y le dijo a su corte:
-¡Tráiganme al hacedor de este milagro!-

La corte rápidamente localizó al granjero, quien vino ante el rey. Éste le preguntó:
-¿Cómo hiciste para que el halcón volara?-

Con reverencia, el granjero le dijo al rey:
-Fue fácil, su majestad. Simplemente corté la rama.

Todos fuimos hechos para volar, para darnos cuenta de nuestro increíble potencial como aspirantes a seres humanos. Pero en lugar de hacer eso, nos posamos en las ramas del miedo y la mediocridad, aferrados a las cosas que nos resultan familiares y nos brindan aparente seguridad. Las posibilidades son infinitas pero, para la mayoría de nosotros, permanecen sin ser descubiertas. Nos conformamos con lo conocido, lo cómodo, lo simple, lo fácil, lo banal. De modo que para la mayoría nuestras vidas son mediocres en lugar de ser excitantes, emocionantes y plenas.

Tenemos miedo a la autoridad, a la sociedad, al trabajo, a nuestros padres, a nuestros enemigos, a nosotros mismos. Pero, debemos tener en cuenta que, mientras estos miedos estén dentro de unos límites que podamos considerar normales, el miedo cumple una FUNCIÓN DE ADAPTACIÓN al medio en que se vive.

El miedo es un MECANISMO DE LA CONDUCTA DE DEFENSA, cuya misión es detectar situaciones de peligro para generar respuestas que eleven las probabilidades de sobrevivir.

Las respuestas de miedo están programadas genéticamente en el cerebro humano para enfrentarse al peligro en forma rutinaria. Fruto de la evolución, el miedo fue diseñado por la naturaleza para estar siempre en un ESTADO DE ALERTA ante la posibilidad de caer en peligro o anticiparnos a este.

Cuando el estado de alerta deja de tener la duración y el desarrollo natural y se convierte en reacciones desmesuradas mantenidad en exceso, se acaba desarrollando un ESTADO ESTRESANTE con consecuencias negativas para la salud mental y el bienestar físico.

Neurológicamente hablando, el TÁLAMO actúa como medidor de las respuestas emocionales, pues recoge a través de los sentidos todos los estímulos provenientes del exterior. La AMÍGDALA situada en el interior del lóbulo temporal, se encarga de coordinar las respuestas autónomas y endocrinas de los estados emocionales. Es consideraa como un dispositivo intermedio entre los estímulos visuales y auditivos y el desencadenamiento de emociones, sobre todo el miedo y la cólera. Un paciente que presente lesiones en la amígdala no tiene la capacidad de liberar esa clase de emociones.

Es interesante anotar que la amígdala del cerebro derecho se activa cuando recibe de forma inconsciente estímulos que provocan miedo; si esos estímulos se reciben de forma consciente, la que se activa es la amígdala del cerebro izquierdo.

Cuando la causa que estimula el miedo de forma inconsciente se convierte en consciente, se anula la activación de la amígdala derecha; es decir, nos ayudará a controlar la entrada en marcha del mecanismo del miedo.

Esta cuestión es de suma importancia pues gran parte de los problemas emocionales se producen sin que seamos conscientes de ello.

1 comentarios:

Damian.Alfaro dijo...

Me gusta mucho el artículo, muchas gracias, me ha sido muy útil...

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